Hasta hace poco, Ricardo La Volpe aún presumía su condición de director técnico invicto con las Águilas del América, aun cuando la Copa MX se esfumó en aquella semifinal con Chivas, y la Liga MX tampoco pudo quedarse en las vitrinas azulcremas en la final contra Tigres. Ambos trofeos, sin derrotas de por medio, se desvanecieron desde la maldición de los once pasos.

Los descalabros, para el controvertido estratega argentino, llegaron a partir del Clausura 2017. La supuesta invencibilidad ha quedado reducida a nada y el propio “Bigotón” ya habla de tener las valijas preparadas después de dos tropiezos en fila en el certamen liguero –a manos de Toluca y Tigres–, sin puntos de por medio y una preocupante suma de seis anotaciones en contra, a partir de la precipitada salida de su referente en la portería, Moisés Muñoz, a quien Agustín Marchesín no ha podido sustituir debidamente, con todo y que se diga que la mayoría de las anotaciones permitidas por el guardameta sudamericano han sido verdaderas joyas o, mejor dicho, genuinas obras de arte.



Desde su arribo a Coapa, donde debutó en Liga a partir de la undécima jornada, en la que sometió 2-1 a Pumas en el Coloso de Santa Úrsula, el 24 de septiembre del año pasado, el “Bigotón” acumuló una racha positiva que lo llevó a la final del Apertura 2016, sin tropiezos de por medio. En resumen, siete juegos del certamen regular, más seis de Liguilla: cinco victorias y ocho empates, incluidos los dos que tuvo en la final ante Tigres.



Sin embargo, de septiembre a la fecha falló en la “fortuna” de los penaltis, como él le ha dado en llamar, no sólo ante los norteños, sino frente a Chivas, en la Copa, y también contra el Atlético Nacional de Medellín, por el tercer lugar del Mundial de Clubes.



El único traspié que registraba La Volpe era el 0-2 frente al Real Madrid, en ese mismo campeonato. Por lo que ahora resulta extraño verlo caer en fila frente a los Diablos Rojos y los propios felinos del norte, en condición de visitante.



Y aunque la lógica indica que no podía esperarse otra circunstancia, dada la prontitud con la que los capitalinos han tenido que regresar a la actividad –sin vacaciones ni pretemporada–, también es cierto que el propio club azulcrema se ha desprendido de varios referentes en un tiempo récord (léase Moi Muñoz, por su edad; el capitán Rubens Sambueza, y Osvaldo Martínez, quien había perdido la titularidad; además de tener en jaque al colombiano Carlos Darwin Quintero) y encontrarse aún en labores de reforzarse –debido a las piedras que les han puesto en el camino los promotores–, cuando ya se han disputado tres jornadas del calendario.



Un auténtico experimento, cual método in vitro, es el que ha generado el club milloneta respecto a su nueva Águila, a partir del naciente 2017, del que La Volpe se ha lavado las manos –cual moderno Pilato–, respecto a las protestadas salidas de Muñoz y “Sambu”. En el primero de los casos, el guardameta se enteró que ya no interesaba a la institución cuando aún se disputaba el Mundial de Clubes y todavía ni se jugaba la final por el campeonato. Sambueza discutió con La Volpe el punto, en similares circunstancias, y según el estratega fue el jugador quien decidió solicitar su salida del Nido.



Todas esas circunstancias además del redondo cero en cuanto a puntos se refiere, ubica al América en serias dificultades. En una de esas podrían tomarle la palabra al “Bigotón”, y aprovechar que tiene las valijas preparadas. Aunque, a decir verdad, la paciencia tendrá que imperar en un Nido que no se caracteriza precisamente por eso.


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