?Una vez más, los aficionados más inadaptados al fútbol dieron muestras de su poca educación y mostraron que existe una confusión tremenda entre lo que sucede en el terreno de juego dentro de un partido y lo que ocurre en la vida personal de los mismos deportistas.







Jorge Sánchez tuvo un error garrafal en la final del vuelta entre ?América y ?Monterrey que probablemente le costó el título a los entrenados por Miguel Herrera. Sobre la cancha se sintió el desconcierto de los aficionados azulcremas, pero el lateral pidió disculpas a las 80 mil almas presentes y continuó el juego sin recibir chiflidos ni mentadas de madre, porque como una gran hinchada, el equipo necesitaba continuar con el apoyo.







Lamentablemente para Sánchez, algunos pseudoaficionados del ?América se volcaron en su contra en redes sociales y empezó a recibir insultos para él y su familia, agrediendo la integridad de una persona común que tiene la intención de formar una vida plena con su esposa y su futuro hijo, como cualquier otra. Ahora, injustamente tiene que soportar las estupideces de personas que no saben diferenciar entre lo que ocurre en el campo y lo que pasa fuera de él.



Todos tienen el derecho a tener una opinión sobre su desempeño futbolístico, pues goza de una profesión que vive de la interacción entre simpatizantes, prensa, jugadores y entrenadores, por lo que cada uno tiene la oportunidad de externar un juicio sobre lo que hace dentro de la cancha, pero ese derecho termina al momento de vestirse como civil y continuar con su vida íntima, una donde nadie debería intervenir ni mucho menos juzgar por lo ocurrido en un simple partido de fútbol.



Nadie debe violar estos principios de privacidad, pues ninguna persona merece recibir estos insultos cuando su única intención era dar lo máximo durante el partido, corriendo los 120 minutos y concluyendo una temporada magnífica para el lateral. Hay que dejar en claro que no tienen ningún derecho ni argumento válido para meterse con las familias de los deportistas y hacerlo sólo denota un problema mental que necesita ser tratado.


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